Rodrigo Leal tenía todo resuelto en su vida y su felicidad estaba escrita. Había dejado su pequeño pueblo natal para estudiar cocina en Bogota
y hasta hace poco era el chef de uno de los restaurantes de moda de la
ciudad. Se creía enamorado y estaba a punto de casarse con Lucía Villamil, madre soltera y dispuesta a hacer cualquier cosa por conseguir quien la mantuviera a ella y a toda su familia.
La familia de Lucía lo adoraba y él, motivado por esa gran deuda de gratitud que tenía con los Villamil
por haberlo acogido como a un hijo más a su llegada a la ciudad, les
había montado una cigarrería para que pudieran subsistir. Para esto y
convencido de que en la vida hay que tomar riesgos, hipotecó la casa de
Dolores, su suegra, convencido que el compromiso de pagar las cuotas mes
a mes nunca le iba a quedar grande.
No contaba con que el destino podría jugarle una mala pasada. El restaurante para el que trabajaba pasó de moda y Rodrigo
salió en un recorte de personal. Seguro de sus habilidades para
preparar los más suculentos platos y optimista porque al día siguiente
conseguiría trabajo, decidió no hablarle sobre su despido a los Villamil. Pero los meses pasaron y Rodrigo
no consiguió nada. Se atrasó en el pago de las cuotas de la hipoteca y
finalmente fue notificado por el banco de que estaba próximo a perder el
único patrimonio de los Villamil.
Fue así como llevado por la desesperación y dispuesto a hacer lo que fuera por salvar la casa, Rodrigo llegó al casting de Hotel Real.
Esos 300 millones de pesos que prometía el canal 3 al ganador del
reality tenían que ser suyos. Infortunadamente salió rechazado del
primer casting pues para la producción del reality Rodrigo era sólo un "varado más". Pero él no se dio por vencido, al oír que al inescrupuloso productor del programa, Aníbal López, lo único que le faltaba para completar el grupo de participantes del programa era un gay, decidió hacerse pasar por uno.
Asesorado por el presentador de farándula Lucas Beltrán, su mejor amigo y gay consagrado, Rodrigo se presentó nuevamente al casting con una imagen más "delicada". Sin medir las consecuencias, le aseguró a Aníbal que no tendría ningún problema en confesar en público su supuesta homosexualidad y así dejar salir frente a todo el país al Auténtico Rodrigo Leal. Aníbal tenía lo que quería para garantizar el índice de audiencia del programa y Rodrigo ya no podría echarse para atrás, pues al ser elegido como uno de los diez "anfitriones" de Hotel Real, Rodrigo
tuvo que firmar un contrato en el que aseguraba que toda la información
dada a la producción era real, o de lo contrario tendría que pagar una
cuantiosa multa al canal.
No tuvo tiempo de explicarle a Lucía el porqué de su
extraña decisión, pues desde ese momento las cámaras del reality ya
nunca más lo dejarían en paz. Pero se fue tranquilo porque pudo dejarle
una nota con Rodolfo, el zángano hermano de Lucía, en la que le pedía que no creyera nada de lo que oyera o le dijeran sobre él, pero Rodolfo nunca se la entregó.
Desde el momento en que Rodrigo entra a hacer parte de "Hotel Real,
donde la tentación nunca duerme" su vida ya no tiene marcha atrás. No
solo por tener que llegar a reconstruir un destartalado hotel para poder
ganar el concurso sino por entrar a convivir con nueve extraños: Valentina "la lolita", César "el intolerante", Edgar "el gordo", Eloisa "la cuchibarbie", Mariaca "la mamacita", Ramón "el sabelotodo", Diana "la organizadora", Amalia "la guerrera" y Felipe
"el virgen". O por tener que vivir las 24 horas del día vigilado por
las cámaras de televisión y el público de todo un país. Sino sobre todo
por sentir desde el primer instante que la cercanía de la hermosísima y
encantadora presentadora del programa, Carmen Morena , lo hace dudar de sus sentimientos por Lucía. A Carmen también le gusta Rodrigo desde el primer momento en que lo ve, pero el contrato que Aníbal
le hace firmar para darle el puesto de presentadora le impide
involucrarse sentimentalmente con ninguno de los concursantes del
reality.